De Empresa Familiar a Familia Empresarial

13.03.2015 09:45

El apoyo a las empresas familiares, en España y muchos otros países del mundo, está en auge. Hasta hace poco, hablar de empresa familiar era hacer referencia  a  una empresa pequeña, poco organizada, donde los miembros de una familia, sin muchos conocimientos empresariales, desarrollaban un negocio. Un pequeño negocio. De pronto, el mundo empresarial y las instituciones de apoyo al emprendimiento cayeron en cuenta de que un importante número de las grandes empresas de hoy, así como  de corporaciones con presencia global, fueron -en sus orígenes- empresas familiares.  No obstante, no todas las empresas familiares se convierten en grandes empresas. Algunas de ellas, logran sobrevivir hasta la muerte de su fundador, mientras otras desaparecen mucho antes, cuando los integrantes de la familia van abandonando el negocio en busca de sus propios logros. En fin, no toda empresa familiar se transforma en una familia empresarial

Una familia empresarial, toda vez que comienza a desarrollar una idea de negocio, entiende que cada uno de sus integrantes, desde lo que es, desde lo que sabe hacer, desde lo que le gusta hacer, puede aportar en el proceso de generación, mantenimiento y crecimiento de un patrimonio familiar capaz de garantizarles la vida y, más aún, la calidad de vida, tanto a las generaciones actuales como a las futuras. Una familia empresarial acepta, reconoce y promueve una sana distancia entre familia y empresa, por lo tanto no traslada la estructura, la cultura  o la autoridad familiar a la empresa, ni obliga a ningún miembro a ocupar un cargo o ejercer un rol a la fuerza. Una familia empresarial, al igual que en todas las empresas cuyos orígenes no son familiares, dedica tiempo, esfuerzos y recursos al desarrollo de su talento humano, a la adquisición de competencias empresariales y al fomento del emprendimiento, con la finalidad de que la empresa familiar original sea la base para el desarrollo y consolidación de otras ideas de negocio. Por lo tanto,  gobierno, administración, crecimiento y sucesión, son temas que las familias empresariales conversan sin tapujos y, para ello, el coaching es una gran herramienta para aprender, aplicar y desarrollar competencias conversacionales.

Poder conversar objetivamente sobre los objetivos empresariales y su relación con el bienestar familiar, aceptando al otro como un otro válido aún siendo diferente; poder llevar a la mesa de reuniones los "quiebres" emocionales, tan cómodamente como las preocupaciones laborales, en un contexto de liviandad, es posible en el seno de una familia empresarial, cuando ésta logra incorporar en su cultura el diseño de las conversaciones necesarias.